Antes de decidirnos por alguna de las numerosas técnicas de adiestramiento canino, es primordial entender cómo aprende el perro y cómo resuelve situaciones. Entender la mente del perro y su funcionamiento es la base para ser más efectivos en nuestras enseñanzas caninas.
El aprendizaje del perro consiste en percibir, extraer, procesar y almacenar información proveniente del entorno que permitirá al perro un comportamiento más adaptativo en el futuro. Cada nueva asociación que realiza el perro y con cada cosa nueva que aprende aumenta su conocimiento y adquiere nuevas unidades de capacidad conductual.
El conocimiento es el conjunto de procesos mentales necesarios para procesar la información y para crear representaciones mentales de los estímulos, eventos y experiencias, clasificándolos y categorizándolos. En el conocimiento existen varios aspectos a tener en cuenta, tales como: la percepción, el aprendizaje, la asociación, la iniciativa (capacidad de resolver), razonamiento, etc..
En todas las situaciones en las que interactuamos con los perros, se almacenan conocimientos en los que los perros perciben, aprenden, asimilan y clasifican todo la información; cada error o fallo que cometamos en nuestras enseñanzas también queda registrado la mente del perro, sobre todo las emociones que asocie al ejercicio, y si este es negativo será más difícil cambiarlo. Primero es la emoción y luego la conducta, las asociaciones emocionales iniciales relativas a un ejercicio tienen que ser siempre positivas.
Un adiestrador de perros generalmente inicia un trabajo en obediencia o defensa canina con un perro de forma individual, ya que primero observará el perfil del perro para poder desarrollar un programa de entreno especifico que se ajuste a sus competencias emocionales. Además, deberá tener en cuenta la capacidad de apendizaje del perro para poder desarrollar la metodología más apropiada, es decir, para que sea lo más rápido y eficaz posible. Para ello se simplificará y deshuesará el trabajo o ejercicio, de esta forma será mucho más fácil el entendimiento y aprendizaje.
Definiremos la capacidad de aprendizaje del perro como el numero de ensayos que necesita para establecer asociaciones entre eventos, aunque esta se verá influida también por la raza y por sus rasgos de temperamento heredados.
Los perros clasifican y categorizan la información sobre estímulos y eventos, aunque no sabemos exactamente como lo hacen, si es por plantillas, modelos o prototipos. Lo que sí sabemos es que son capaces de atribuir diferentes cualidades a un mismo estímulo en función de su estado.
Por ejemplo, una vez que el perro sabe permanecer quieto en la posición de sentado, basta con que descrimine un detalle del ejercicio (la posición corporal) para que entienda que se trata de hacer lo mismo en otra posición. Una vez que comprende en qué consiste el ejercicio de enfrentamiento y ladrido, lo realizará de la misma forma aunque el figurante tenga detrás una valla o una pared.
La resolución de problemas está directamente relacionada con la capacidad cognitiva porque cualquier situación a la que el perro se enfrenta y emite una respuesta que no sea automática es un ejemplo de cognición, dado que utiliza los conocimientos adquiridos y categorizados par enfrentarse a una situación inédita.
En nuestra escuela de educación canina, enseñamos al perro a que aprenda a resolver por si solo, reforzándolo positivamente. Todas las tecnicas de adiestramiento que utilizamos se basan en que aprenda a resolver situaciones pos sí sólo con refuerzo positivo.
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